lunes, 6 de abril de 2009

Bambalinas.


Última función

El teatro estaba desierto.
Aún encontrándose solo en el escenario, como en medio de una tormenta, sabiendo que el vacio inundaba todo más allá del foso, en el patio de butacas, y que los palcos desvencijados bostezaban una parálisis de siglos, el insigne actor no dejó de poner toda la vida en la interpretación de su monólogo.
Ni viento, ni marea lo hacían desfallecer.


12 comentarios:

Ginebra dijo...

Pués el actor hacía lo que tenía que hacer: actuar, hubiera gente o no. Valentía y principios sólidos...
No había escuchado esta canción nunca, mira tú!!!!! Me gustó. Y es verdad: se tiene miedo al que no tiene miedo.
Buenos días, señor Queiles. ¿también tienes vacaciones ahora??? Disfrútalas.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La función debe continuar siempre, aunque sea la última.

Camille Stein dijo...

el monólogo nos vive, nos interpreta a nosotros mismos... incluso fuera de los escenarios

un abrazo

Unknown dijo...

Como un Moliere pos-moderno.

saludos!

La Dama Zahorí dijo...

Es lo que tienen los grandes actores: una entrega total a su papel, una fusión completa con su guión.

La canción es buenísima, todo un himno.

Un beso y feliz semana.

mj dijo...

Me apasionan los monólogos. Buenisímo...
Un saludo
mj

Oteaba Auer dijo...

En el caso del actor; pero el buen hacer de quien realmente trabaja en lo que le gusta, lo hará hasta el úlitmo aliento.
Un beso Queilles

Soy ficción dijo...

Pues este actor es digno de mi mas profunda admiración, porque sabe q debe superarse a sí mismo, ser su profio juez :)

இலை Bohemia இலை dijo...

el amor al arte le daba valor...

María dijo...

El teatro de la vida debe continuar, unos actuamos como marionetas y otros son los que nos manejan.

Un besazo.

Ericarol dijo...

por eso creo que los artistas son muy valientes!!!

Emilio dijo...

Me gustan tus entradas tan escuetas pero muy literarias.

Saludos.