domingo, 10 de enero de 2010

Correspondencias.

Diagnóstico.
Esperó un rato. La mirada perdida en los grumos de desconchada pintura en la pared del pequeño salón. Luego retomó el hilo de sus pensamientos y abrió con avidez y temor la carta con membrete que apretaba entre sus manos. La sospecha se hizo evidencia; aquel día era el primero de otra vida.

8 comentarios:

CriS dijo...

MAravillosa foto, maravilloso recuerdo el de las cartas ahora tan escasas... Pero sí... en un instante... desde fuera llega algo que cambia el curso de la vida, para bien o para mal... pero nada permanece quieto eternamente.


bss y feliz año

Ginebra dijo...

Pues desde este lado yo le deseo que ese primer día sea también uno más de los buenos días que tendrá en esa nueva vida.
Bowie, fantástico!!!! y el texto también. Me gustó, Queiles. Besos

Sara Royo dijo...

Uf... Una carta de esas te da la vuelta como un calcetín.

Natalia Astuácas dijo...

Queiles amigo mío.
Holaaaaaaaaa, es un gusto saludarte, paso a desearte un maravilloso año 2010. Que sea hermoso.

Me encantó tu escrito, vuelvo y espero regresar seguido.
Besos.

Anónimo dijo...

El teléfono, el ordenador, los SMS, todo eso ha contribuído a que cada vez se reciban menos cartas personales. Aahora se piensa en ellas con un cierto encanto romántico y nostálgico.

Me ha gustado mucho tu breve relato, con ese atisbo de vida nueva.

Un abrazo.

Tereza dijo...

quiero una carta asi!
SALUDOS

Maria Coca dijo...

Y el misterio queda suspendido como la pintura de la pared. Un diagnóstico abierto. Me gustó.

Un abrazo.

MARISEL dijo...

Después de una larga ausencia paso a saludarte y a comunicar mi regreso al mundo de la poesía.
Un beso
Marisel