miércoles, 23 de septiembre de 2009

Las sillas(I)

Sumisión.
Decide, después de largo rato, en que silla sentarse y sin pensarlo más se acomoda en ella. Tras treinta años fabricándolas venció todos sus reparos y ahora sentía en él una sensación largamente olvidada: estar sentado. Oyó ruido en la entrada del inmenso taller vacío a aquellas horas de la tarde y, sobresaltado, volvió a arrodillarse para barnizar la madera.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh, ¡qué precioso!, sólo tres líneas llenas de profundo significado y que me han conmovido.

Gracias.

Un abrazo.

Abriles dijo...

"...el que siga buen camino tendrá sillas peligrosas que lo inviten a parar..."
¿quién o qué sería aquello que temió le sorprendiera sentado?

Martín Gardella dijo...

Quizas deba abrir los ojos y ver mas alla de las sillas...

Manuela Fernández dijo...

Así es el conformismo, la bajoestima, te enseñan a vivir de una cierta manera y se asume tanto que ya no concibes la vida de otra manera, ni te lo planteas.
SAludos.

Queiles dijo...

Anabel, es lo que intento con estos breves, me alegro de haberlo conseguido esta vez.

Abriles, mi cómplice:
"Pero vale la canción buena tormenta
Y la compañía vale soledad
Siempre vale la agonía de la prisa
Aunque se llene de sillas la verdad"
Buena tormenta para ti, ya sabes.

Martín, es verdad, quizá tenga que olvidarse de las sillas y de estar arrodillado, quizá deba comenzar a caminar.

Manly ¡Hola! me alegra verte otra vez por acá. Esa es la idea, el conformismo, la bajoestima, siegan toda esperanza.

Saludos a todos.

Tereza dijo...

Que triste, el trabajo le hizo perder su forma de verse. Que bueno que regresas!
Saludos!

Luna llena dijo...

Que alguien le rompa una pata a esa silla...

Saludisimos!

Ginebra dijo...

No debió sobresaltarse, tenía todo el derecho del mundo en sentarse, deleitarse en una de sus creaciones, descansar.... bonita múisca. Besos

இலை Bohemia இலை dijo...

debería construirse un trono...

Maria Coca dijo...

Tus sillas hablan de costumbres, esclavitud y sumisión, como bien resume el título. Son sillas con historia...

Qué curiosa coincidencia lo de las sillas, amigo Queiles.