Llegar a la mente.
Cada mañana su remoto despertador la rescataba del último sueño y ella abría las puertas de su linda y profunda mirada. Era entonces cuando las metáforas, alborozadas e inquietas cual infantes, se amontonaban en las pupilas intentando llegar a su mente.Pero ya no le pasaba como de niña, cuando las metáforas eran tantas que amanecía todos los dias con los ojos pegados de legañas.
El reparador de sueños - Silvio Rodriguez
2 comentarios:
un día uno crece y la imaginación se esconde.
Saludos, Nahuel.
Hay que rescatar esa imaginación entonces, y guardarla donde no nos la puedan quitar!
Besos!
Publicar un comentario