lunes, 12 de abril de 2010

Esperas.

La anciana.
Se sentaba siempre en el mismo banco y esperaba. Cada vez le costaba mas recorrer el camino desde su casa; y eso que vivia justo enfrente. Hacía tiempo en aquel duro banco y descansaba las piernas. Si alguien pasaba cerca le preguntaba: "¿A que hora es la misa?" La miraban raro pero ella seguía con la retahila de sus rezos.
Le gustaba aquella tranquilidad. Más tarde llegaban los niños con la algarabia de sus juegos, las madres con sus recién nacidos, los jubilados, deportistas, parados, adolescentes en pandilla, ciclistas... Y aquel parque se llenaba de un continuo bullicio.
Luego solia llegar el microbus azul claro que diariamente la llevaba a ese sitio que llamaban "Centro de dia".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me ha puesto un terrible nudo en la garganta. Es un tema que me produce una enorme tristeza. Los ancianos estorban, son un obstáculo para nuestra ajetreada vida y hay que hay que quitarlos de enmedio...¿Acaso no pensamos que si no nos morimos antes todos llegaremos a viejos.?
Un abrazo.

Suso dijo...

Que tema más triste, y me toca muy de cerca... èro felicidades por describirlo de esa manera que llega hasta el fondo de los huesos.
un abrazo

Abriles dijo...

bueno, me temo que no en vano Roa bastos describía la vejez como la "enferma-edad" decía algo más describiendo esto, pero no lo recuerdo. Te debo eso, ehh. Muchos leyeron esa linea en "yo el supremo" yo estoy segura de que la leí en "contravida"

en las nubes dijo...

que penica me dan esas manos...

Maria Coca dijo...

Cuánta soledad... Buen relato para una imagen que habla por sí misma.

Un abrazo.

Sonita dijo...

la vejez es un tema sensible y sin embargo son un eslabón importante en esta sociedad hipnotizada por la eterna juventud...
amo la tranquilidad de sabiduría de estos hermosos arrugados a quién la vida tanto enseñó y que ellos ahora pueden transmitir..
maravilloso texto apesar de la tristeza que emana de las letras.
un saludo dulce.