miércoles, 11 de febrero de 2009

Temporalidad.

Inexacta medida.

Cuando llevé mi reloj a reparar, el relojero me miró a los ojos y me dijo contrariado:

-. Lo siento pero verá: Esta arena de su reloj ya no se encuentra, hace tiempo que dejaron de comercializarla. Los proveedores no la incluyen en su oferta. Y no puedo dejarle la que traía pues está apelmazada y le empieza a brotar la hierba.

Desde entonces el tiempo distorsionó mas aún sus intervalos haciendose mas imperfecto. Dejó de ser visible y palpable. Como aquellos pretéritos granos de arena, volaba ligero con el viento.

Mi reloj sigue sobre la mesa. Suelo mirarlo igual que antes pero ahora para ver como le crecen diminutos tallos que algún dia puede que florezcan.

15 comentarios:

Soy ficción dijo...

Es posiblemente lo más bonito q puede pasarle a un reloj!

Ginebra dijo...

Desde luego Queiles no dejas de sorprenderme con tus pequeñas grandes historias. Es realmente precioso esta alegoría al tiempo detenido en tu reloj de arena y el fruto de esta parada, del tiempo aletargado. Un beso enorme para tí esta mañana por robarme una sonrisa.

Camille Stein dijo...

no sólo es simple arena el alma del tiempo

en su viaje puede ramificarse en brotes de vida

... ojalá sus flores sean atemporales



saludos

Sara dijo...

Este escrito es sencillamente impresionante, espero que de esos tallos no salgan malas hierbas.
Estoy un pelín pesimista hoy, perdona.
Un abrazote

Natalia Astuácas dijo...

Queiles... hermoso detalle... que en tu tiempo siempre broten no solo tallos de vida sino colores y flores llenas de magia. Un abrazo.

Oteaba Auer dijo...

Me encantaría poder ganarle la batalla al tiempo, en el sentido de no saber lo que es la medida de las 24 y así vivir como volaban aquellos antiguos granitos de arena.
que preciosidad Queiles
Besos

cosmofonio dijo...

Pequeñas pero enormes historias las que cuentas aquí. Voy a seguir leyendo.

Muchas gracias por tu visita.

nachocarreras dijo...

Conserva ese reloj, lo merece.
Saludos.

Anónimo dijo...

El tiempo, que da sus frutos...


Besos

Maria Coca dijo...

Mejor no ser consciente de que el tiempo transcurre. Mejor dejarse llevar.

Original y cuidado, como siempre.

Besosss

CriS dijo...

Ohhh que bonito!!!!
Siento pasión, no se por qué, por lo relojes de arena...
Aparte, hace mucho tiempo que me quité el reloj de muñeca, mas libre e igual de puntual!
besos buen fin de semana

XuanRata dijo...

Ahora sí que da la hora. La exacta, la de la vida, y también cuando llegue, la de la muerte que recomienza.
Al fin entiendo porqué los antiguos eligieron la arena para los relojes. Gracias, amigo. Para tener un buen reloj, solo hace falta buena muñeca.

Condevolney dijo...

Bonito apólogo del tiempo irrelevante, que a diferencia del absoluto y el relativo, es el tiempo del poeta.

El caballero del unicornio azul, paladín en nubes de celestiales, heroico luchador en la estación de la esperanza y consumado fotógrafo ligado a la lógica ilusión de los Buendía, es un placer y agradecida está mi alma farolera por si inestimable visita.
Son mis Gracias las que vuelan hacia su magia unicornia, no creas que tienes patente en lo del Púlgar, es un ser similar al unicornio, de hábitos solitarios y esquivos, pero noble en sus rarezas, me complace enormemente el poner luz a tu onírico arcano y te ofrezco como hermano (casi del Púlgar) en lo que necesite tu alma-memoria y por tenerte en la gloria te podamos complacer, aquí vive un anaquel que soporta mil tormentos de los que son alimento gran parte de sus amigos que si resulta inherente al lado de tanta gente yo te ofrezco mis sentidos.

Desde el alma farolera, con la esperanza certera de que esta, aunque la primera, no será ultima vez, en la que un caballero, con unicornio y cechero (de blog) pronto nos volvamos a ver.

Lena yau dijo...

Despierta en muestros ojos.

Fabuloso texto, Queiles....delicioso de leer...

(Y la foto...wow...qué foto!)

Me voy encantada!

besos

Acuarius dijo...

desde entonces, se le hicieron mas interesantes las horas...