La tarde.
Ya casi sobraban las palabras. Tan solo matices y poco más . Ellos habrían la puerta a las emociones que volaban enloquecidas como libélulas enfermas de sol. Al final del día descansaban al borde de la carretera, contagiados de sudor y asfalto. Cansancio acumulado de miles de kilómetros en el borde de la nada. La noche ya mostraba sabor a antiguas espuelas que aprietan por trotar en la desesperanza. El viejo de la esquina solo tenia ojos para el medio litro de orujo con el que se había desposado un rato antes,cuando la luz de la tarde aún enrojecía las horas. Y las esquinas del viento trasgredian toda razón de elocuencia. A veces aquellas mortecinas tardes rojas demoraban su paso hasta hacer recuento de esperas en cada uno de nosotros.
13 comentarios:
Y mientras las tardes hacen su recuento... nosotros agobiados esperando.
En ese instante de extinción cotidiana contenemos la respiración y hasta el latido... pero que poco aguantamos.
ay! esa espera que larga se hace a veces...
si tenemos la esperanza de otro mañana, entonces, la espera valdrà la pena.
un dulce saludo.
Cada día escribes mejor!!!. Me gusta la descripción que haces de las cosas, las veo mientras te leo. Un beso y buen finde
Me gusta tu tarde de otoño...me gustaría guardarla y ponermela cada día al pasar por ciertas calles...
Es vital, se mueve y dice ...hasta pronto...
Queiles:
Qué agradable tarde nos has regalado. Bueno, tú sigues enlazado a mi espcio, a ver cómo hacemos para estar más cerca!!! pasa por mi laberinto que estoy de cumplemés.
Besos
"El viejo de la esquina solo tenia ojos para el medio litro de orujo con el que se había desposado un rato antes"
El beber es como la harina, que a todo le pone un velo blanco, y hace que te pesen los ojos, y te suba la tensión por el colesterol.
Saludos
El atardecer propicia el recuento de esperas, el viaje interior, el planteo sobre lo que vendrá.
Un abrazo, pensativa me voy.
Precioso post.
Esa mezcla de cansancio vital y esperanza..., extraordinario.
Un cordial saludo.
Recuerda que la espera, desespera.
Un fuerte abrazo y un besote en la mejilla
hasta pronto, Queiles.
Maravillosa imagen, y extraordinario escrito, siempre es un placer leerte.
Yo también tengo recuerdo de esperas, que me impacientaban y no me gustaban nada, pero es que debemos saber esperar a lo largo de la vida y no ser tan impacientes, por lo menos yo jaja.
Un besazo y feliz tarde, amigo mío.
Cuando cae la tarde es momento de recogimiento, de sosiego... o de tremendo estrés por lo que en el día se nos quedó sin hacer, sin decir, sin terminar.
Pero siempre vuelve a amanecer...
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